El Corazón de las Tinieblas

I hear the drums echoing tonight;
she hears only whispers of some quiet conversation.

Africa, Toto

Puede que no todos hayáis leído El Corazón de las Tinieblas, pero estoy convencido de que la mayoría la conocéis: es la novela en la que se inspira la famosa Apocalypse Now. No sería un pecado, pues en mi propio caso se trata de una lectura tardía.

De todos modos, es una obra popular. Sabemos que trata de un viaje por el río Congo, en busca de un tal Kurtz, un personaje casi mítico, un genio universal, alguien muy eficiente en la recolección de marfil, con un toque oscuro en su personalidad que lo hace aún más interesante. ¡Demonios, es difícil no simpatizar con la imagen de Kurtz! Sabemos que la acción transcurre cuando esa parte del Congo era la finca privada del rey Leopoldo II de Bélgica. Y todos, con total seguridad, habremos sufrido alguna vez la actuación de algún payaso en la oficina repitiendo las palabras finales del tal Kurtz: «¡el horror! ¡el horror!».

¿Es posible decir algo interesante sobre una novela tan popular y tan, probablemente, poco leída? Si me entretengo contándole el argumento, no. Así que permítame, además de recomendarla, que me entretenga con algunas reflexiones algo estrambóticas que me ha provocado su relectura.

La aniquilación y el caos

En tiempos de Freud, cuando un adolescente soñaba que montaba sobre un caballo desbocado, podía interpretarse su temor a no poder controlar su incipiente sexualidad. En nuestros tiempos, ya no se sueña con caballos, sino con coches; yo de cuando en cuando sueño con camiones y autobuses sin frenos, pero es porque mi inconsciente es un poquillo exagerado. Un mismo arquetipo psicológico se puede expresar con distintos símbolos, de acuerdo a la época o la cultura.

Pues bien, sobre El Corazón de las Tinieblas flota otro de estos arquetipos que cada época ha materializado de manera diferente: la Contaminación. En realidad, se trata del tema principal: de cómo el contacto con lo que hay de primitivo y primordial en Africa corrompe al europeo, y viceversa, de cómo el nativo africano se desnaturaliza por el contacto con los europeos.

¿En qué consiste dicha corrupción? Básicamente, locura y enfermedad, sobre todo esta última. El clima africano corroe los metales, el moho invade cada objeto abandonado, y los gérmenes flotan en el aire esperando florecer dentro de nuestros pulmones. En nuestro tiempo, de materiales plásticos, aleaciones inoxidables y conservantes alimenticios, hemos perdido bastante respeto hacia el carácter destructivo de la naturaleza. Nuestros hippies, new agers y ecolojetas se entregan amorosamente en los brazos peludos de Madre Naturaleza, fingiendo ignorar que la muy puñetera nos mata al primer descuido. En tiempos de Conrad, esto último era una horrible y palpable realidad.

De manera que, en tiempos del rey Leopoldo, la Contaminación era cosa de gérmenes. Ahora, por el contrario, nos obsesionan los ftalatos y las dioxinas. A mediados del siglo pasado, el horror de la Contaminación estaba mejor representado por la radiactividad. Y antes de conociéramos de la existencia de los gérmenes, ¿con qué se horrorizaban nuestros antepasados?

Shekhinah

Supongo que el arquetipo en cuestión tendría más de un avatar, pero es interesante constatar que uno de ellos era, nada más y nada menos, que la Presencia Divina, o shekhinah. Veamos, ¿por qué Miguel Angel puso un par de cuernos en la frente de su Moisés? Según la Biblia, cuando Moisés bajó de la montaña, tras su tête-à-tête con YHWH, se vio obligado a usar un velo sobre un rostro. Al parecer, su cara resplandecía… y eso asustaba a sus paisanos. De hecho, sólo Moisés tuvo el valor o los méritos suficientes para ver a Dios sin usar filtro solar: cualquier otro espectador habría muerto en el intento. ¿Contaminación divina? Y no olvide que tocar el Arca de la Alianza podía ocasionar la muerte inmediata. A Spielberg no le costó mucho convertir al arca perdida en un aparato radiactivo.

¿Y los cuernos del patriarca? Resulta que San Jerónimo, al traducir la Biblia del hebreo al latín, metió la santísima pata hasta la ingle. Escribió cornuta esset facies sua, al traducir la palabra hebrea karan, que significa tanto cuerno como rayo, con su primera acepción.

Africa, en el relato de Conrad, desprende algo parecido, una presencia divina o demoníaca, capaz de destruirte físicamente, pero también capaz de corromper el alma. La shekhinah es femenina, por cierto, y el espíritu africano es simbolizada mediante la concubina nativa del enfermo Kurtz:

Era salvaje y soberbia, magnífica y de mirada feroz; había algo ominoso y majestuoso en su lento caminar. Y el silencio que había caído súbitamente sobre toda aquella tierra afligida, la inmensa selva, el cuerpo colosal de la vida fecunda y misteriosa, parecía mirarla, pensativo, como si estuviera mirando la imagen de su propia alma tenebrosa y apasionada.

Cuidado: no estoy diciendo que el novelista tuviese estas asociaciones en su cabeza al escribir. Sólo se trata de ideas relacionadas en la red semántica de la cultura. Navegar por esta red de asociaciones es uno de los placeres que ofrece la buena literatura y, por supuesto, cada uno explorará la parte de la red que mejor conoce.

Zeitgeist

Conrad, en cambio, no trató tan bien a los paisanos masculinos de la morenita. En parte, por tratarse de figuras con menor carga simbólica, pero también por el «espíritu de la época»; eso que los alemanes llaman Zeitgeist. Esta es la descripción del negro fogonero:

Era un ejemplar perfeccionado: podía encender una caldera vertical. Estaba allí, debajo de mí, y, palabra de honor, mirarle resultaba tan edificante como ver a un perro haciendo una parodia con calzones y sombrero de plumas caminando sobre sus patas traseras.

Por menos que eso, en nuestro tiempo, Oprah Winfrey te desterraría de la noosfera al corazón de las tinieblas exteriores, sin hablar ya de la demanda judicial. Pero Conrad no es «racista», para los estándares de la época, ¡todo lo contrario! El Corazón es una denuncia de la rapacidad colonialista europea; en concreto, del desastre belga (me hace gracia, por cierto, cómo el novelista llama «ciudad sepulcral» a Bruselas).

Lo que ocurre es que nuestro escritor tiene algunas manías spencerianas, muy propias de la época. Y, por otra parte, están las exigencias del guión. Si Africa destruye a los europeos, entonces Europa debe resultar igualmente destructiva para los africanos, y para que la simetría funcione, un africano debe diferenciarse radicalmente de un europeo. Los intentos, como el de Chinua Achebe, de juzgar a Conrad con los cánones de nuestra época son sólo absurdos y estériles ejercicios de rencor.

Pero ya he dicho demasiado. Si aún no ha leído Heart of Darkness, y tiene algo de tiempo libre, ¡léala! No sólo es un libro entretenido, sino que le hará reflexionar sobre cómo han cambiado nuestras manías, prejuicios y convenciones morales en sólo un siglo.

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15 respuestas a El Corazón de las Tinieblas

  1. sarah dijo:

    No he leído nada de Conrad; sin embargo y si me permites, Muse es un grupo muy interesante, con temas excelentes. Fue una lástima perderme su concierto del año pasado, me dormí y no conseguí entradas. Algunos de mis amigos fueron y todavía me ponen los dientes largos cuando me lo recuerdan.

    • Ian dijo:

      🙂 Pues a mí ahora me ha dado por Muse. Están entre lo más original que se está haciendo en rock ahora mismo, y lo digo con pesar, porque gustándome el rock más pesado, tengo que reconocer que es un género estancado. Y no te digo nada de la fusión de heavy con teclados de la mayoría (Rammstein, por ejemplo): no me convence. Muse es otra cosa.

      • sarah dijo:

        Bueno, sí, un poco parece como si ya «todo estuviera estancado» y la mediocridad ganara el pulso a la creatividad. Yo les descubrí con «Stockholm Syndrome» y me conquistaron con la violencia de sus guitarras y sus letras. Les tengo ganas, pues aparte de Absolution y el último que sacaron no he escuchado nada más. Me he pasado todo el verano escuchando a los Porcupine Tree, a los Dream Theater (en otra línea de pensamiento, pero fascinantes para mí).

        Hay que buscar más que antes, pero creo que todavía se hacen cosas interesantes en música.

        Aunque, … ¿no estábamos en un blog sobre libros? ya me he saltado las normas de nuevo 🙂

  2. Ian dijo:

    Absolution y el último

    Eso es lo malo: que en mi opinión, son los mejores. Para mí, Black Holes… es un retroceso. Map of the Problematique y poco más.

    Dream Theater

    La eterna promesa… A mí, en el 92 quisieron convencerme para que entrase en un grupo que intentaba imitar a DT. Son instrumentistas brillantes, pero bastante flojos como compositores. Me hizo gracia, cuando escuché Octavarium, encontrar «homenajes» muy evidentes a Kansas… siglos después de que Kansas llegase a su propia estasis y dejase de producir cosas buenas (creo que la fijación con Kansas es más bien cosa de Jordan Rudess).

    pero creo que todavía se hacen cosas interesantes en música

    Por supuesto. Pero el heavy ha hecho muchísimo daño. Y es matemático: fijas un timbre (el chaca-chaca guitarrero). Es un timbre muy distorsionado, y te obliga a disminuir las combinaciones armónicas aceptables. Además, te obliga a sincronizar guitarra y bajo, cosa que había evitado el hard rock, para que suene más potente. Olvídate de añadir cualquier otro tipo de sonido encima, porque es pecado para la audicencia. Oblígate a seguir tres o cuatro patrones rítmicos preestablecidos…

    Hay limitaciones formales, como las del haiku, que estimulan la creatividad. Pero otras la ahogan. Y entonces llegan los de Muse, que son tres gatos y necesitan patas adicionales para aporrear sus instrumentos y sonar más fuerte, y se dan cuenta de que no hay mucha diferencia entre un guitarrista heavy machacando dos cuerdas y una máquina escupiendo arpegios secuenciados. Dile esa gran verdad a un músico o a un fan del heavy, y te vendrá con chorradas sobre lo «orgánico» del sonido de la guitarra… que es el sonido más electrónico y artificial que existe, por cierto.

    ¿no estábamos en un blog sobre libros?

    😉 Música, literatura: alcaloides segregados por el mismo órgano en una misma especie animal. Como la morfina y la codeína. Oh, sí, se pueden separar, pero ¿no está de moda lo orgánico?

    • hduque dijo:

      Perdona que me meta, pero que «Absolution y el último son los mejores» está por ver. No sé qué te parece «Origin of Symmetry», pero me cuesta creer que no alucines con «New Born», «Plug in Baby» (¡esa guitarra del principio! Y en concierto es espectacular… ¡Cómo bota la peña!) y, sobretodo, «Citizen Erased».

      De todas formas, estoy totalmente de acuerdo con la elección de «Stockholm Syndrome» (el tema que me engachó a Muse) y «Map of the Problematique».
      De «Showbiz» sólo merece la pena la canción del mismo título… Y, sin embargo, el otro día, en VH1 pusieron el Top 5 de Muse y estaban «Muscle Museum» (¡número 1!) y «Unintended» (¡número 2!).

      Del «Absolution» os faltan «Time is running out» e «Hysteria» (¡si se llama igual que el último post!)… Del «Hullabaloo», «In your world» (temazo, tanto el directo como la de estudio). Y del «Black Holes and Revelations», sin ser las mejores, «Exo-politics» y «City of delusion». Y, si te gusta, «Knights of Cydonia», aunque gana muchísimo en concierto…

      De todas formas, Muse tiene la ventaja de que suenan de muchas formas diferentes y que se nota que lo forman músicos. Por eso igual te sacan una sinfonía (como en el último disco) que desfasan con la guitarra, el bajo y la batería y terminan con un piano tranquilo (lo dicho, hay que escuchar «Citizen erased»). Y, de verdad, en directo son una pasada. Pensar que aún así llenan estadios…

      Del resto de grupos que comentáis no he escuchado nada, lo confieso, aunque me encanta el «Ich will» de Rammstein (aunque es lo único… bueno, también «Morgenstern»).

      ¿Se hace buena música ahora? Yo sí voy escuchando buenas canciones de vez en cuando, aunque cuesta confesarlo… Por ejemplo, ahora estoy enganchado al «Closer to the edge» de 30 seconds to Mars… ¡Qué le voy a hacer!

      Así que ¿un blog de música? ¡Por supuesto!… La música y la literatura están unidas, aunque, ahora que lo pienso… ¿qué libro hay bueno que gire en torno a la música?

  3. sarah dijo:

    A vueltas con Muse: me he quedado un poco estancada con los 2 trabajos que mencioné (Hysteria, Ian linkó un youtube muy bueno en su última entrada, vídeo que precisamente había estado mirando hace un par de noches; Time is running out también tiene mucho gancho), por lo que me queda pendiente conseguir los trabajos que mencionais. En cualquier caso me gustan porque parecen saltarse las normas más convencionales del rock y el heavy. Las cosas que he escuchado de Rammstein (Ich Will, ¿cómo no?) están bien, pero me dan la impresión, a priori, que no resisitirán una escucha continuada por mi parte.

    A los que sí he escuchado con ganas son los Porcupine Tree (incluso más que a los Dream, que me gustan para ciertos momentos) y me encantan. Están más en la línea del rock progresivo, si hablamos de clasificaciones. Yo me pierdo un poco en lo formal, porque no siempre están las cosas claras en la música.

    Por otro lado, sin pretender ser tajante, sí estoy con Ian en que el heavy ha hecho mucho daño, y no le hago ascos, aunque he sido tardía apreciándolo. «Me crié» salvando las distancias, con lo más clásico del rock sinfónico y electrónico, hace pocos años que he sido capaz de digerir otro tipo de música más contundente sin decir que «tan solo hacían ruido».

    En cualquier caso, tan solo esos «alcaloides» de los que hablamos aquí hacen más soportable la vulgaridad del día a día, que las más de las veces se me antoja infumable.

  4. Ian dijo:

    No sé qué te parece “Origin of Symmetry”

    Es anterior a Absolution, y de lo que hablaba era sobre la evolución del grupo. Por cierto, seré un friqui, pero me gusta Space Dementia.

    ¿qué libro hay bueno que gire en torno a la música?

    Estaba pensando en Thomas Mann y su «Doktor Faustus». Dedica páginas a describir música que no existe. Y, hasta cierto punto, Das Glasperlenspiel, aunque no sea de mis favoritas.

  5. Ian dijo:

    con lo más clásico del rock sinfónico y electrónico

    🙂 Entonces te va a hacer gracia esta otra «parodia» de un grupo de rock muy conocido versionando a Bach (es una «metaparodia»): Fugue in DM.

  6. J dijo:

    Te iba a mencionar esto:
    http://en.wikipedia.org/wiki/An_Image_of_Africa:_Racism_in_Conrad's_%22Heart_of_Darkness%22

    pero veo que ya lo has tenido en cuenta.

    Por cierto, 100 años después de Conrad y 35 después de las pajas mentales postcoloniales, el Congo sigue siendo, literalmente, la mayor merienda de negros del mundo: la guerra con más muertos desde la SGM. La realidad, que es así de tozuda.

    • Ian dijo:

      Hola, J. Nice 2cu here.

      Pues sí, el Congo es un caos. Y probablemente la culpa es de las puñeteras cebras, que no se dejan cabalgar, y de los muy cucos de los leones, que se niegan a dejarse mimar por las tías solteronas.

      Por cierto, quiero escribir algo aquí sobre War Before Civilization, que leí tras recomendación tuya.

  7. J dijo:

    Curiosamente, en algún documental he visto que han encontrado monedas y restos de útiles de hierro en alguna parte de la cuenca del Congo. Parece que en otros tiempos, alomojó cuando el Sáhara aún no estaba completamente desertizado, el Congo era una especie de dehesa salmantina y había personal medio civilizado.

  8. Ian dijo:

    había personal medio civilizado

    Pues a lo mejor se convirtieron en vascos (dicho sea con perdón)…

  9. Carlos S. dijo:

    Muy buena reseña. Volveré por aquí.

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